Entre los destacados pioneros de la geotecnia
mexicana, pocos han tenido tan evidentes mé-
ritos como el ingeniero Luis Ramírez de Arellano
Álvarez en campos tan diversos como la enseñanza,
la investigación, el diseño y la construcción.
Luis Ramírez de Arellano nació en 1932 en la Ciudad
de México. Ingresó en 1950 a la entonces Escuela
Nacional de Ingenieros y obtuvo su título profesional
en 1954. Entre 1955 y 1956 cursó la maestría en Mecánica
de suelos en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos,
y obtuvo el título correspondiente bajo la dirección del
profesor Arthur Casagrande, uno de los precursores más
reconocidos de la mecánica de suelos mundial.
De 1960 a 1976 fue investigador del Instituto de Ingeniería
de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde
colaboró con el profesor Raúl J. Marsal. En 1965 volvió a
la Universidad de Harvard durante un periodo escolar para
ocupar el cargo de asistente de Arthur Casagrande.
De 1967 a 1975 impartió la cátedra de Laboratorio de
mecánica de suelos en la División de Estudios de Posgrado
de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Los estudiantes
que cursaron esta asignatura quedaron impresionados por
la excepcional energía y el gran espíritu innovador de Luis
Ramírez de Arellano, quien renovó totalmente el laboratorio
de enseñanza con equipo desarrollado en el país e
incluyó en el temario de la materia muchos nuevos temas,
como las pruebas de campo y la instrumentación de obras
térreas.
En 1969 le fue encargada a México la organización del
Séptimo Congreso Internacional de Mecánica de Suelos e
Ingeniería de Cimentaciones, máximo encuentro técnico
de la especialidad en el mundo. Al fallecer el doctor Nabor
Carrillo Flores, la presidencia del Comité Organizador pasó
al ingeniero Enrique Tamez, y Luis Ramírez de Arellano
aceptó el demandante puesto de secretario del Comité.
Superando todo tipo de dificultades, Luis Ramírez de
Arellano logró que ese congreso fuera un gran éxito que
ha dejado un recuerdo inolvidable entre los miembros de la
Sociedad Internacional.
Durante el periodo 1971-1972, el ingeniero y catedrático
tuvo también una participación destacada en las actividades de la comunidad geotécnica nacional como vicepresidente
de la III Mesa Directiva (1971-1972) de la Sociedad
Mexicana de Mecánica de Suelos, siendo presidente el ingeniero
Alfonso Rico Rodríguez.
Su actividad como investigador y maestro no constituyó
un obstáculo para que, paralelamente, Luis Ramírez de
Arellano se involucrara directamente en el diseño y construcción
de múltiples obras geotécnicas de gran importancia
para el país. De 1960 a 1969 colaboró con la oficina de
Mecánica de Suelos de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE), y de 1969 a 1975 encabezó el Departamento de
Estudios Experimentales (hoy GEIC) de la misma CFE.
Durante este largo periodo, se encargó de la supervisión
técnica de las presas a cargo de la comisión.
Con Raúl J. Marsal realizó investigaciones profundas sobre
las propiedades de los materiales granulares recurriendo
a equipos de laboratorio de gran tamaño diseñados en el
país. Ramírez de Arellano se interesó particularmente en
la compresibilidad de los materiales granulares evaluada
en un odómetro gigante de 1 m2
de sección transversal para
materiales con partículas de hasta 20 cm de diámetro. Otro
tema de investigación del grupo de Marsal fue la evaluación
in situ del comportamiento mecánico de presas de tierra
mediante instrumentos novedosos en cuyo diseño Luis Ramírez
de Arellano intervino con gran creatividad.
Con los resultados obtenidos por Marsal, Ramírez de
Arellano y un grupo de investigadores de la UNAM y de ingenieros
de la CFE condujeron a modificar profundamente
los criterios de diseño de presas de tierra y enrocamientos
aceptados en escala mundial. Por la publicación, en junio
de 1967, de un destacado artículo técnico sobre el comportamiento
de la presa El Infiernillo, Raúl J. Marsal y Luis
Ramírez de Arellano recibieron el premio Middlebrooks
1968 de la American Society of Civil Engineers de Estados
Unidos. Muchos de los resultados obtenidos respecto a
estos temas fueron posteriormente publicados en el libro
Presas de tierra y enrocamientos (1983), editado por Marsal
y Daniel Reséndiz, siendo Luis Ramírez de Arellano
uno de los coautores. Esta obra ha sido utilizada como libro
de texto en universidades nacionales, latinoamericanas y
europeas.
Además de la presa El Infiernillo (López Mateos), Ramí-
rez de Arellano participó en la planeación y construcción
de numerosas obras hidroeléctricas, entre las que destacan
Malpaso (Nezahualcóyotl), La Angostura (Belisario Domínguez)
y Chicoasén (Moreno Torres). Él evocaba con un
orgullo particular la audacia con la que se realizó bajo su
dirección el dificultoso cierre de los túneles de desvío de la
presa La Angostura.
En 1976 fue nombrado coordinador ejecutivo de la planta
Río Escondido (Coahuila), la primera gran planta carboeléctrica
del país (1,200 MW) construida por la CFE.
A pesar de presentar dificultades e innovaciones técnicas
importantes, incluyendo la construcción de un estanque de
enfriamiento de 300 ha, la obra fue llevada a buen término
en el plazo previsto. Este gran éxito fue reconocido al ser
nombrado Luis Ramírez de Arellano subdirector de Construcción
de la CFE en 1980.
Desde ese año y hasta 1983 fue responsable de la Coordinación
de Desarrollos Carboeléctricos de la CFE, y
entre 1983 y 1984 ocupó, durante un periodo de año
y medio, la dirección del Proyecto Nucleoeléctrico Laguna
Verde.
En febrero de 1989 fue nombrado gerente de la Coordinación
de Grandes Proyectos (Guadalajara y Monterrey) de
la Comisión Nacional del Agua (Conagua). De 1989 a 1995
supervisó la construcción de las presas El Cuchillo (Nuevo
León) y Calderón (Jalisco), y del acueducto CalderónGuadalajara.
De marzo de 1995 a octubre de 1996 ocupó
el puesto de jefe del Consejo Consultivo Técnico de la
Subdirección General Técnica de la Conagua. En los años
siguientes, hasta 2001, su actividad se desarrolló dentro de
la misma Conagua como asesor del director general, gerente
técnico de la Coordinación de Proyectos para Suministro
de Agua y Saneamiento del Valle de México y asesor del
subdirector general de Programación.
De mayo de 2001 a septiembre de 2002, Luis Ramírez de
Arellano aceptó un nuevo reto: asesorar al director general
de Aeropuertos y Servicios Auxiliares en la evaluación,
junto con el Instituto de Ingeniería de la UNAM, de la
problemática geotécnica existente para la construcción de
un nuevo aeropuerto para la capital mexicana en los sitios
de Texcoco y Tizayuca. El proyecto no llegó a realizarse
en ese momento, pero el dinamismo de Luis Ramírez de
Arellano contribuyó a dejar un acervo técnico sólido que
resulta de gran utilidad en la actualidad, al retomarse los
estudios para el aeropuerto en la zona federal del ex Lago de
Texcoco.
De 2006 a 2013 siguió activo, a pesar de sus incipientes
problemas de salud, como asesor del ingeniero Eugenio
Laris en la CFE, hasta su fallecimiento ocurrido el 13 de
agosto de 2013.
La Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica rindió
un sentido homenaje a Luis Ramírez de Arellano en su
Asamblea General del 18 de febrero de 2014 en presencia
de sus familiares y amigos, con presentaciones emotivas de
Enrique Santoyo Villa, Juan Jacobo Schmitter y Gabriel
Auvinet Guichard
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