CONVERSANDO CON... Enrique Padilla Corona; Ingeniero civil con especialización y maestría en Vías Terrestres.
Ha sido profesor en la UNAM, en la Universidad Autónoma de Guadalajara y en la Universidad del Cauca en Colombia. Trabajó en diversas dependencias gubernamentales.
Recibió un reconocimiento del Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Jalisco en 2004 por su trayectoria profesional, entre otras distinciones. Actualmente es director técnico de la empresa COSIC, S.A. de C.V.
A esta altura de mi vida lo que quiero es trabajar y ofrecer mis conocimientos para que se transmitan a las nuevas generaciones.
Daniel N. Moser (DNM): Antes de comenzar a grabar me dijo:
“A esta altura de mi vida lo que quiero es trabajar y ofrecer mis conocimientos
para que se transmitan a las nuevas generaciones.” ¿Cuál es su primera
reflexión respecto de lo que ha vivido?, ¿sería ingeniero civil de volver a
comenzar?
Enrique Padilla Corona (EPC): Seguramente, y quizá sólo
corrigiera algunos matices. Comencé a trabajar en una empresa privada en
Guadalajara, y estando en la Ciudad de México para entregar unas estimaciones y
discutir precios unitarios, vi un anuncio en un periódico en el cual
convocaban, para el día siguiente, al examen para cursar la especialización en
Vías Terrestres en la UNAM. Sin pensarlo, cambié mi pasaje al día siguiente y
fui a presentar el examen, porque a mí las vías terrestres siempre me
interesaron, desde mis primeros años como topógrafo; siempre estuve en caminos
y me encantaba. El camino aglutina todas las especialidades que tengas de
ingeniería civil: hidráulica, estructuras, geotecnia, planeación...
Presenté el examen después de cuatro años de haber salido de
la escuela y no había vuelto a tocar un libro. En el examen no sé qué tan bien
me fue, pero me aceptaron. Me llegó la comunicación y le dije a María Luisa,
mi esposa –en ese momento éramos novios y pensábamos casarnos a finales de
1967–: “¿Me esperas un año o nos casamos ahora si me dan la beca?” El 22 de
diciembre supe que había sido aceptado y que tenía una beca. Nos casamos el 4
de febrero de 1967 y el 13 comenzaba el curso, entonces ya nos quedamos en
México y de ahí hasta la fecha, enamorado de mi esposa y de las vías
terrestres, en ese orden de prioridad. Leer más; Revista GEO 230, pág. 3.
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