viernes, 25 de abril de 2014

Raúl Sandoval Landázuri, un mexicano ejemplar



Hasta el final de su vida, el ingeniero Sandoval había consagrado su vida al desarrollo de ese plan que concretaba el desenvolvimiento físico, moral y social de la cuenca del Papaloapan, en el estado de Oaxaca. Se identificó con tal obra hasta el punto de que no dejó la dirección en otras manos. Tal fue su pasión por la ingeniería.


Con grandes facultades para los estudios teóricos, Raúl Sandoval Landázuri optó por el camino de la ingeniería civil, obedeciendo a una poderosa vocación. No perdió, sin embargo, su afición por la ciencia, y en sus últimos años fomentó la investigación, muchas veces dentro de los institutos universitarios.
Raúl Sandoval terminó sus estudios de ingeniero civil en 1939 e ingresó a la entonces
Comisión Nacional de Irrigación como jefe de una brigada de estudios topográficos. Un año después pasó al Laboratorio de Ingeniería Experimental; durante ocho años intervino en el proyecto de todas las grandes obras hidráulicas que emprendieron dicha comisión y la Secretaría de Recursos Hidráulicos (ésta y la citada comisión, a la postre, son los antecedentes de la actual Comisión Nacional del Agua). Sin embargo, su primer trabajo fue cuando estaba en segundo año de la Facultad de Ingeniería, al ser ayudante del profesor en las prácticas de topografía de los alumnos de primer año.

LEGADO
Casi todas las principales presas construidas en el país llevan el sello de Raúl Sandoval, con los “vertederos de abanico”, creación suya y de Fernando Hiriart. Las importantes obras de la cuenca de Tepalcatepec, en Michoacán, como el puente Sifón, la planta hidroeléctrica y la casa de máquinas subterránea El Cóbano, entre otras, son calificadas como un adelanto y ejemplos de enseñanza en la planeación integral de la ingeniería hidráulica en México. Entre los trabajos más notables que desarrolló en esa época conviene señalar los siguientes:

• Utilización por primera vez en México de la fotoelasticidad, para señalar la distribución de esfuerzos entre estructuras. Esta técnica se aplicó a la presa Las Vírgenes, en Chihuahua, la más alta de América Latina en su época.

• Mediante la utilización de modelos hidráulicos, proyectó el vertedor de demasías, con lo que contribuyó al desarrollo del diseño de vertedores de abanico. Un ejemplo es la presa Sanalona, en Sinaloa.

• En la presa El Palmito, o Lázaro Cárdenas, en Durango, Sandoval Landázuri, junto con ingenieros extranjeros, diseñó un tipo especial de válvula.

• Además, proyectó las presas El Tintero, en Chihuahua; Tacotán, en Guadalajara; Excamé, en Zacatecas, y 
Endhó, en Hidalgo.

En 1943, Sandoval dejó los laboratorios de investigación y los proyectos para dedicarse a la construcción de obras, en donde se distinguió en este campo. En cinco años, dirigió la construcción de edificios, puentes, túneles, caminos y otras obras. Entre estas obras se encuentran las siguientes:
• Construcción en un año del multifamiliar Presidente Miguel
Alemán, ubicado en la Ciudad de México.
• Puente Barranca Honda, en Veracruz.
• Planta hidroeléctrica El Cóbano, en Michoacán.

Durante este periodo, Sandoval se dedicó a la construcción.
Fue uno de los fundadores de los laboratorios ICA, e intervino en la solución de problemas de cimentación de grandes edificios y en el estudio de los hundimientos del Valle de México.
 

viernes, 11 de abril de 2014

No se puede controlar a la naturaleza, pero se pueden prevenir sus impactos negativos



En cada temporada de lluvias, los caídos acaban con carreteras y a veces caen sobre las personas, los animales y las pequeñas poblaciones, especialmente rurales. Bastaría difundir una revisión de los terribles problemas anuales que hay tan sólo por caídos, pequeños y grandes, para darse cuenta de la importancia de la mecánica de suelos y de rocas.





Daniel N. Moser (DNM): ¿Por qué eligió la profesión de ingeniero civil?

Leopoldo Espinosa Graham (LEG): Al terminar la preparatoria sólo había carre­ras como medicina, ingeniería, creo que había odontología, pero no eran tantas como hay aho­ra, y un muy buen amigo mío me dijo: “Pero si tú eres el que más sabe de matemáticas que cual­quiera, e ingeniería requiere más matemáticas”; efectivamente, me gustaban y no había carrera de matemáticas, así que me pareció lógico es­tudiar ingeniería. Luego de trabajar un tiempo como asesor en Yucatán para hacer pequeñas carreteras, empecé a hacer algo, casi rudimen­tario, en ingeniería. Después de estos trabajos que eran en cierta forma interesantes –aprendí mucho– decidí irme a la UNAM a estudiar una maestría en la División de Estudios Superiores (DESFI) , y fue cuando me encontré con Gabriel Auvinet.


DNM: Antes de empezar a grabar me comen­taba una experiencia de cuando presentaron el examen para ingresar a las maestrías de espe­cialidad en ingeniería civil.
LEG: Sí, resulta que de entre 40 y 50 jóvenes, la mayoría hombres y algunas mujeres que venían Daniel N. Moser (DNM): ¿Por qué eligió la profesión de ingeniero civil?
Leopoldo Espinosa Graham (LEG): Al terminar la preparatoria sólo había carre­ras como medicina, ingeniería, creo que había odontología, pero no eran tantas como hay aho­ra, y un muy buen amigo mío me dijo: “Pero si tú eres el que más sabe de matemáticas que cual­quiera, e ingeniería requiere más matemáticas”; efectivamente, me gustaban y no había carrera de matemáticas, así que me pareció lógico es­tudiar ingeniería. Luego de trabajar un tiempo como asesor en Yucatán para hacer pequeñas carreteras, empecé a hacer algo, casi rudimen­tario, en ingeniería. Después de estos trabajos que eran en cierta forma interesantes –aprendí mucho– decidí irme a la UNAM a estudiar una maestría en la División de Estudios Superiores (DESFI) , y fue cuando me encontré con Gabriel Auvinet.


DNM: Antes de empezar a grabar me comen­taba una experiencia de cuando presentaron el examen para ingresar a las maestrías de espe­cialidad en ingeniería civil.
LEG: Sí, resulta que de entre 40 y 50 jóvenes, la mayoría hombres y algunas mujeres que venían… Leer más